jueves, 30 de junio de 2011

NATURALEZA NOS LANZA UN SOS

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¡Naturaleza nos lanza un sos!
El gavilán es una de las aves que habita en el bosque seco.
Amigo lector, ¿cómo reaccionaría usted si sorprende dentro de su casa a un animal silvestre que busca alimentos dentro de su cesto de basura o si se encuentra con un búho en plena carretera; o al salir de su vivienda haya culebras enrolladas?Aunque parezca un cuento eso es lo que a diario viven algunos residentes de las urbanizaciones ubicadas a lo largo de la vía a la costa, desde Puerto Azul hasta el km 24.

Todo esto provocado, según expertos ambientalistas, por la invasión del ser humano con nuevas construcciones en el hábitat natural de estas especies que viven en el bosque húmedo tropical.

David González (foto circular izq.) reside desde hace cinco años en la urbanización Arcadia, en el km 14 de la vía a la costa, antes vivía en Vía al Sol; y asegura que en todo ese tiempo se ha encontrado con varias especies silvestres. “He encontrado varios, pero lamentablemente la mayoría arrollados o mal heridos”, expresa este administrador de 34 años, quien tras sus experiencias se ha vuelto amante de la naturaleza y se ha visto atraído a leer varios libros sobre las especies para conocer más de ellas.
“Es bueno saber más sobre ellos, porque somos nosotros los que invadimos su hábitat y no al revés como piensa la mayoría de la gente”, reflexiona González, quien posee un álbum de fotografías de los animales que encuentra en su camino. Animales desorientados

El que se puedan observar a animales silvestres en zonas urbanizadas es más frecuente cada vez en la vía a la costa, reconoce Xavier Bustamante, director de Fundación Natura Ecuador, quien asegura que son especies que están desorientadas debido a la destrucción de su hábitat. “Son especies que viendo afectado su hogar no saben a dónde ir...”, concluye. Para el director de Fundación Natura esto se debe al desarrollo urbanístico y comercial de la zona, donde existen urbanizaciones, gasolineras, paraderos turísticos, fábricas, colegios y en donde actualmente se construyen tres centros comerciales y próximamente un hospital privado, además de obras de mejoramiento vial. La zona, según Bustamante, se caracteriza por tener especies únicas en desventaja por vivir en un bosque seco tropical, pues les cuesta más recuperarse que si vivieran en uno húmedo.Cualquier actividad humana que se desarrolla sobre un sector genera impactos y riesgos al ambiente”, asegura el funcionario, quien recuerda que para regular este aspecto existen los estudios de impacto ambiental.Explica que consiste en tomar fotografías del sitio donde se quiere construir y se realiza un montaje del proyecto, se miden los impactos y riesgos y si son significativos se debería negar la licencia ambiental, en caso contrario, si son mitigables, el proyecto se ejecuta.

Viva Guayaquil se contactó con el Ministerio del Ambiente para conocer más detalles sobre los parámetros que deben cumplir las inmobiliarias para construir en la zona, pero Silvia del Campo, directora provincial, señaló que el Municipio de Guayaquil es responsable de otorgar las licencias ambientales en la zona por estar dentro de su jurisdicción. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, el Cabildo no proporcionó la información, aunque se constató con las empresas asentadas en la zona que la Dirección de Medio Ambiente realiza inspecciones.‘La flora es afectada’

Para Ricardo Salazar Álvarez, ingeniero agrónomo, ambientalista y vicepresidente de la Fundación Ecovita, la situación de la vía a la costa es preocupante y es similar a la que sucedió años atrás en la avenida del Bombero, a la altura de Los Ceibos, o en la vía a Samborondón, sitios donde, según él, se talaron los árboles autóctonos del lugar para sembrar palmeras, que nunca cumplieron ni cumplirán la misma función. “No es lo mismo la captura de CO2 de un árbol que tiene mucha más biomasa que una palmera que tiene máximo 10 ramas”, critica. Asegura que no solo las especies animales son afectadas, sino la flora del lugar como los árboles de pechiche, cedro, guayacán, algarrobo y otros, que sirven de hogar y alimento para varias especies de animales o aves, entre ellas el papagayo, el ave insigne de Guayaquil.

En tanto, el desconocimiento y el miedo son otros factores en contra de los animales, asegura Bustamante, quien señala que ha sido testigo de cómo las personas, por no saber qué animal se ha encontrado, reaccionan mal y quieren acabar con él, a veces también son cazados o devorados por animales domésticos como perros o gatos. Hay que saber manejar la situación y no agredirlos”, recomienda el presidente de Fundación Natura. Salvatore Lofredo, residente de Puerto Azul, desde hace 4 años, asegura seguir estas indicaciones, pues desde hace algunos meses un marsupial llega a su casa en busca de comida. “Parece que fuera un mapache, llega y busca comida en la basura y se va”, relata Lofredo, quien asegura que algunos de sus vecinos se alteran y quieren acabar con el animal, sin embargo, él es consciente de que están cerca del estero, su hábitat natural y como González cree que es el ser humano el que invade. Faltan refugios
Asimismo, Salazar lamenta que no existan refugios suficientes a donde las personas puedan llevar a los animales silvestres que pudieran encontrar heridos. “El único que está cerca es Cerro Blanco, pero es privado”, lamenta. El lugar tiene aproximadamente 6.000 hectáreas y es administrado por la Fundación Pro Bosque, de la cementera Holcim, acoge a más de 210 especies de animales, entre ellos monos aulladores, monos capuchinos, saínos, guantas, venados, tigrillos, osos perezosos, entre otros.
La inquietud de Salazar es corroborada por González, quien recuerda que hace 4 años, en la madrugada, halló a un búho herido en la vía y tuvo que esperar hasta el día siguiente para poderlo llevar al zoológico El Pantanal, en la vía a Daule. “Al parecer lo golpeó un auto, estaba muy estropeado”, recuerda González, quien asegura que el ave aún vive. Para evitar accidentes, González recomienda a las administraciones de las urbanizaciones del sector colocar letreros alusivos a la posible presencia de animales.
“Las personas deberían ver el letrero y bajar la velocidad, como sucede en otros países”, asegura.Ordenanza Ecovita solicita al Municipio una ley
Para evitar un daño permanente al ecosistema de la vía a la costa y otros sectores de Guayaquil, la Fundación Ecovita sugirió, en abril pasado, al Municipio de Guayaquil que cree una ordenanza que establezca la implementación de especies nativas en las áreas verdes de la ciudad.

Ricardo Salazar, vicepresidente de la Fundación, aseguró a Viva Guayaquil que es necesario plantar árboles autóctonos en estas zonas, en vez de plantas ornamentales como sucedió en la vía a Samborondón en años pasados. “No existe una ordenanza que proteja estas especies nativas”, criticó Salazar, quien además es ingeniero agrónomo. Aseguró, además que según un comunicado del Cabildo, en la ciudad hasta abril del 2010 existen 7 m² de áreas verdes por habitantes, cuando lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) son 10 m² por habitantes. “Hablamos de un Guayaquil ecológico, pero debemos ser íntegros”.7 Metros cuadrados de áreas verdes por habitantes tiene Guayaquil actualmente“Hay que crear conciencia en estas urbanizaciones (de la vía a la costa), sobre todo en el tema de la preservación de áreas verdes”.
Ricardo SalazarVicepresidente de Ecovita“Estas especies silvestres tienen un potencial existencial en estas urbanizaciones de la vía a la costa. Hay que saber cómo manejarlas”.Xavier BustamanteDirector de Fundación Natura

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